sábado, 13 de febrero de 2016

Modelo de la Comunicación – Jakobson



Modelo de la Comunicación – Jakobson
Así funciona el lenguaje: Las funciones del lenguaje según Román Jakobson 

  El emisor Corresponde al que emite el mensaje.
  El receptor recibe el mensaje, es el destinatario.
  El mensaje es la experiencia que se recibe y transmite con la comunicación.

Pero para que el mensaje llegue del emisor al receptor se necesita además de :
  El código lingüístico que consiste en “un conjunto organizado de unidades y
  reglas de combinación propias de cada lengua natural”.
  Y por último el canal, que permite establecer y mantener la comunicación entre
  emisor y receptor.
Este modelo permite establecer seis funciones esenciales del lenguaje inherentes
a todo proceso de comunicación lingüística y relacionada directamente con los
seis factores mencionadas en el modelo anterior.
Por lo tanto las funciones del lenguaje son la emotiva, conativa, referencial,
metalingüística, fática y poética.
1.- Función emotiva: Esta función está centrada en el emisor quien pone de
manifiesto emociones, sentimientos, estados de ánimo, etc.
2.- Función conativa: Esta función esta centrada en el receptor o destinatario.
El hablante pretende que el oyente actúe en conformidad con lo solicitado a
través de órdenes, ruegos, preguntas, etc.
3.- Función referencial: Esta función se centra en el contenido o “contexto”
entendiendo este último “en sentido de referente y no de situación”. Se
encuentra esta función generalmente en textos informativos, narrativos, etc.
4.- Función metalingüística: Esta función se utiliza cuando el código sirve para
referirse al código mismo. “El metalenguaje es el lenguaje con el cual se habla
de lenguaje.
5.- Función fática: Esta función se centra en el canal y trata de todos aquellos
recursos que pretenden mantener la interacción. El canal es el medio utilizado
para el contacto.
6.- Función poética: Esta función se centra en el mensaje. Se pone en manifiesto
cuando la construcción lingüística elegida intenta producir un efecto especial
en el destinatario: goce, emoción, entusiasmo, etc.
Modelo de las funciones del lenguaje de Román Jakobson, 1960.  En 1960 el lingüista Román Jakobson, miembro del Círculo de Praga, publica un ensayo titulado «Lingüística y poética» en el que expone su modelo de la comunicación basado en los postulados funcionalistas. Este artículo aparece publicado por primera vez en la compilación Style in Lenguaje realizada por Thomas A. Sebeok para la MIT Press. Para el funcionalismo la lengua es un sistema funcional producto de la actividad humana y sus propósitos esenciales son la comunicación y la expresión. Jakobson nos presenta la comunicación como un proceso con propósitos determinados por un emisor poseedor de intenciones en cuanto a la recepción que quiere que se tenga de su mensaje. El mensaje comporta la jerarquía de un haz de funciones según la conformación que le ha dado su productor. Por ello, además de los elementos materiales presentes en el modelo, hay un conjunto de elementos inmateriales que se generan en el contacto del destinatario con el mensaje: las funciones. El modelo de Román Jakobson recoge la propuesta realizada por Karl Bühler en 1933, en la cual proponía tres funciones del lenguaje en la comunicación: expresiva (mensaje enfocado en el destinador), conativa (con énfasis en el destinatario) y referencial (mensaje orientado al referente). Asimismo, remite al planteamiento realizado, bajo una perspectiva semiológica, en 1936 por Jean Mukarosvsky, quien le agrega la función estética (centrada en el mensaje) al modelo de Bühler. Jakobson, con este modelo, demuestra que la lengua es el sistema semiótico fundamental:    "El sistema semiótico primordial, básico, y más importante, es la lengua: la lengua es, a decir verdad, el fundamento de la cultura. Con relación a la lengua, los demás sistemas de signos no pasan de ser concomitantes o derivados. La lengua es el sistema principal de comunicación informativa".(1975:16).




LOS ELEMENTOS DEL MODELO DE ROMÁN JAKOBSON ELEMENTOS MATERIALES:

Destinador
El destinador es un ser humano que ejecuta un acto lingüístico. Este destinador posee la intención y la capacidad de organizar la información en un mensaje a partir de las reglas de la lengua. El código del emisor debe ser, al menos parcialmente, común al del destinatario para que el mensaje pueda ser comprendido y la comunicación se realice con éxito.

Mensaje. El mensaje es una combinación de signos organizados en un enunciado, según las reglas del código de la lengua, con el propósito de ser emitido a un destinatario a través de un canal. La finalidad de esta emisión es que el mensaje sea decodificado por el destinatario, determinando así la comunicación como una relación social.
Destinatario. El destinatario es el sujeto a quien va dirigido el mensaje. Este sujeto se encarga de interpretar el mensaje según las reglas del código lingüístico, así como de determinar en la recepción la función predominante en el mensaje código. El código se entiende en este modelo como una lengua. Un código de este tipo es de unidades limitadas en su número y en sus reglas de combinación. Estas reglas de combinación y funcionamiento son abstractas, y constituyen convenciones sociales necesarias para la comunicación de los miembros de un grupo. El uso del código supone el manejo de las reglas de la lengua en actos lingüísticos .Contexto Se entiende el contexto en este modelo como el conjunto de realidades físicas y culturales a las que se puede referir un mensaje. Contacto El contacto se refiere tanto al canal físico como a la conexión psicológica que hace posible la comunicación entre destinador y destinatario.

Elementos inmateriales: El concepto de Función del Lenguaje según Jakobson

Se entiende como función lingüística en este modelo la relación que se establece, por una parte, entre el destinador y el mensaje y que es originada por la intención del emisor al construir un enunciado orientándolo hacia cualquiera de los elementos del proceso. Por otra parte, la función también se ve determinada en la recepción según la interpretación que hace el receptor. Jakobson distingue seis funciones según la orientación del mensaje:

Función emotiva. Se centra en la actitud del emisor al ejecutar un acto lingüístico. Eco (1972:160) señala que esta función también incluye la posibilidad del mensaje de provocar respuestas emotivas. Función estética se da cuando el mensaje llama la atención sobre su propia estructuración, ya sea mediante su forma o a través de sus contenidos. Se dice que existe cuando el mensaje se torna autorreflexivo. También se le llama función poética.

Función conativa. El mensaje solicita la atención del destinatario, es decir apela a él, implícita o explícitamente. También se le conoce como función apelativa. Función metalingüística. El mensaje en este caso interroga de alguna manera al código de la comunicación o tiene como objeto otro mensaje.  Función referencial. Se da cuando un mensaje privilegia la comunicación de realidades físicas o culturales. Estas pueden ser realidades que rodean la situación comunicativa o afirmaciones puramente intelectuales. Es la más común en la comunicación cotidiana y se le conoce también como denotativa o cognitiva. Función fática. Llamada también de contacto, se presenta cuando el mensaje se orienta hacia la verificación del funcionamiento de los canales físicos y psicológicos de la comunicación.

Explicación del Modelo de Román Jakobson. Un destinador codifica, según las reglas de una lengua particular (código), un mensaje para que sea recibido e interpretado por el sujeto destinatario. El mensaje codificado tiene un contexto, es decir, se refiere a algún asunto que constituye una realidad cultural o física presente o evocada por el mensaje. Es importante señalar que esto incluye realidades culturales, como productos de la ficción e, incluso, la falsedad. El mensaje es recibido por el destinatario gracias a la presencia de un contacto físico, que conduce el mensaje hasta los órganos receptores del destinatario, y de un contacto psicológico, que comprende la actitud de aceptación o rechazo del mensaje por parte del destinatario y la capacidad de comprensión del mensaje recibido.

Al tratar este modelo la comunicación verbal, incluye en él la comunicación oral y la comunicación escrita. A manera de ejemplo podemos, por ahora, intentar la descripción de una situación en la que dos personas sostienen una conversación: un destinador emite un enunciado con destino a otra persona. Este mensaje estará compuesto de palabras combinadas según las reglas de una lengua y tendrá una estructura determinada dependiendo del efecto que el destinador pretenda causar en el destinatario: podría ser una orden y estaríamos en presencia de la función apelativa; podría ser una precisión sobre un término o el comentario de una novela y estaríamos ante la función metalingüística; si se hablara del espacio físico en el que se realiza la comunicación estaríamos frente a la función referencial; si el mensaje fuera una rima se daría la función poética; si se tratara de un llamado sobre la atención del oyente se realizaría la función fática; o si, por último, el mensaje comprende la expresión emocional, o quiere causarla, estaríamos ante la función emotiva.

El mensaje, pues, se estructura con una intención y se transmite por un canal atendiendo a un contexto particular. Finalmente, conviene señalar que un mensaje comporta casi siempre más de una función. El dinamismo entre la producción y la interpretación viene dado por el establecimiento de jerarquías entre las funciones que pueden determinarse en un mensaje. Al respecto dice Jakobson (1975:17): "...lo normal es que se dé un haz de funciones. Este haz no es una simple acumulación, sino una jerarquía de funciones, por lo que tiene mucha importancia saber cuál es la función primaria, y cuál la secundaria."